Restaura el compañerismo

Siempre es valioso restaurar relaciones.
Como la vida se resume en aprender a amar, Dios quiere que valoremos las relaciones y nos esforcemos por mantenerlas, en lugar de descartarlas siempre que se produzca una división, un disgusto o conflictos.

El apóstol nos enseñó que la capacidad de llevarnos bien entre nosotros es señal de madurez espiritual.
Como Cristo quiere que su familia sea conocida por el amor que sienten unos por otros, el compañerismo roto es un mal testimonio para los incrédulos.

CÓMO RESTAURAR UNA RELACIÓN

Hay siete pasos bíblicos para restaurar el compañerismo:

1.-Habla con Dios antes que con la persona.

Conversa con Dios acerca del problema. Si oras acerca del conflicto antes de ir con el chisme a un amigo, descubrirás que tú o la otra persona cambian de parecer sin ayuda de nadie.

2.- Toma la iniciativa siempre.

No importa quién haya sido el ofendido o quién ofendió a quién: Dios espera que des el primer paso. No esperes por la otra persona. Preséntate ante ella.

3.-Sé comprensivo.

Usa tus oídos más que tu boca. Antes de intentar resolver un desacuerdo, escucha atentamente los sentimientos de la otra persona.
Al principio, no discutas con las personas acerca de sus sentimientos. Sólo escucha y permite que se desahoguen emocionalmente sin ponerte a la defensiva.

4.-Confiesa tu parte en el conflicto.

Si realmente te interesa restaurar una relación, debes comenzar admitiendo tus propios errores o pecados.
Pídele a Dios que te muestre tu parte de culpa en el problema. Pregúntale: “¿Soy yo el problema? ¿Soy poco realista, insensible o demasiado sensible?”.

5.-Ataca al problema, no a la persona.

No es posible arreglar el problema si lo que te interesa es encontrar quién tuvo la culpa.
Al resolver conflictos, la manera en que se dicen las cosas es tan importante como lo que se dice.

6.-Coopera tanto como puedas.

Por amor al compañerismo, haz lo mejor que puedas para llegar a un compromiso, adaptarte a otros y mostrar preferencia por lo que ellos necesitan.

7.-Haz hincapié en la reconciliación, no en la solución.

No es realista esperar que todos nos pongamos de acuerdo en todo. La reconciliación se enfoca en la relación, mientras que la resolución se concentra en el problema.

Punto de reflexión: Siempre vale la pena restaurar las relaciones.

Derechos de autor: Rick Warren.
Una Vida con propósito

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