Hecho para la familia de Dios
Fuiste hecho para pertenecer a la familia de Dios.
Dios quiere tener una familia y nos creó para formar parte de ella.
Cuando depositamos nuestra fe en Cristo, Dios se convierte en nuestro Padre y nosotros en sus hijos, los demás creyentes se convierten en nuestros hermanos y hermanas, y la iglesia en nuestra familia espiritual. La familia de Dios está compuesta de todos los creyentes del pasado, el presente y el futuro.
Dios creó a todos los seres humanos, pero no todos son sus hijos. Para llegar a formar parte de la familia de Dios hay una única manera: nacer de nuevo.
Tu familia espiritual es aun más importante que tu familia física porque durará para siempre.
BENEFICIOS DE PERTENECER A LA FAMILIA DE DIOS
Como hijos de Dios tenemos parte en la fortuna familiar. Aquí en la tierra Dios nos da “las riquezas… de su gracia… bondad… paciencia… gloria… sabiduría… poder… y misericordia”. Pero en la eternidad recibiremos aún más.
EL BAUTISMO NOS IDENTIFICA CON LA FAMILIA DE DIOS
El bautismo no nos convierte en miembros de la familia de Dios; eso es posible sólo mediante la fe en Cristo. El bautismo es una muestra de que somos parte de esa familia.
Ser incluido en la familia de Dios es el más alto honor y privilegio que jamás recibirás. No hay nada que se le parezca. Cuando te sientas inseguro, o que no eres importante, o que nadie te quiere, recuerda a quién perteneces.
Punto de reflexión: Dios me hizo para pertenecer a su familia.
Derechos de autor: Rick Warren.
Una Vida con propósito